El cocodrilo
El Caiman crocodilus, conocido según las zonas como caimán común, caimán de anteojos, es el crocodílido más frecuentemente mantenido en cautividad, siendo fácil encontrarlo a la venta en los comercios, sobretodo en el caso de ejemplares jóvenes, y con un precio asequible.
Esto ha hecho que estos animales se pongan de moda y cada vez haya más particulares que se atreven a dar el paso y mantenerlos en sus hogares, en la mayoría de los casos de forma inconsciente, sin informarse acerca de las necesidades de estos animales y de los problemas que pueden llegar a causar.
Todos los cocodrilos, son animales muy longevos, lo que hace posible el que, si se compra un animal de estos cuando uno tenga treinta años seguramente, al cumplir setenta, el animal todavía estará vivo y sano, siempre y cuando haya recibido cuidados adecuados. La mayoría de las personas compran un caimán o cocodrilo esperando deshacerse de él cuando sea demasiado grande, o incluso creyendo que el animal no va a crecer, pero esta es una filosofía incorrecta, ya que nadie aceptará un animal de un metro y medio, que tienda a morder a su dueño y a ser violento, y mucho menos lo aceptará un zoológico, que ya cuenta con sus propios ejemplares.
Si nunca se ha tenido un reptil antes, se debería aceptar este consejo: no compren un caimán, mejor dedíquense a cuidar geckos, camaleones, ect. Esto no es por motivos de envidia o egoísmo, ya que este tipo de reptiles es de más fácil mantenimiento y mucho más baratos de alimentar. Además, de esta manera aprenderán a mantener reptiles de una manera sencilla. Los cocodrilos y caimanes solamente deberán ser para aquellos aficionados expertos que tengan una experiencia vasta, hayan realizado investigaciones sobre sus cuidados y sean capaces de cubrir todas las demandas de dichos animales, y que cuenten con conocimientos suficientes para manejarlos sin peligro.
Estos animales se vuelven más fuertes y agresivos, y por tanto más difíciles de manejar. Después de un año de mantenimiento, muchas personas ya no pueden manejar a su caimán, y es muy común ver animales de uno o dos años abandonados o dejados en libertad ilegalmente. Los cocodrilos de mayor tamaño, sin duda, son animales demasiado peligrosos. Por lo regular son animales hostiles y mucha gente subestima su velocidad y fuerza. Cualquier cocodrilo o caimán requiere de maña y experiencia para ser manejado. Los animales de gran tamaño requieren de un equipo de tres personas como mínimo para poder ser tratados con seguridad. Incluso un animal de dimensiones reducidas podría asustar y provocar daños a un propietario sin conocimientos y experiencia y llevarlo al hospital.
Instalaciones
La zona seca tendrá que ser muy segura, pues muchos caimanes tienen una capacidad increíble de excavación y seguramente por ahí podrían fugarse. Además, los caimanes son excelentes trepadores y estupendos escapistas, por lo cual habrá que asegurarse de que el animal no tenga algún acceso libre, o de lo contrario nos lo podremos encontrar un día destrozando algunos objetos preciados en nuestra habitación, en la cocina o hasta en la caseta del perro... con posibles daños para éste último o para el caimán, si éste es pequeño.
Alimentación
Los caimanes juveniles se alimentarán de una amplia gama de insectos. Estos se pueden comprar en la tienda de animales, o capturarlos nosotros mismos, asegurándonos de que provienen de un área limpia, libre de químicos y otros pesticidas. En caso de tener la más mínima duda, no utilizaremos insectos capturados. Hay que asegurarse de que los insectos estén sanos y bien alimentados, por lo que puede ser interesante cebarlos unos días con alimentos de confianza antes de ofrecerlos. Así nos aseguramos de que nuestro joven caimán se está alimentando con comida de excelente calidad. Los ratones también son una excelente fuente de alimento, siendo los ratones lactantes perfectos para los caimanes recién nacidos y los ratones pequeños, buenos para los juveniles. Las ratas formarán parte de una dieta de un caimán adulto. Otros buenos alimentos para un caimán cautivo son: carne de cerdo, pollo o vacuna, que cuente con los huesos y limpia de grasa; gusanos de seda, lombrices, caracoles, cangrejos, arañas, ranas y pequeños lagartos. Claro que podemos encontrarnos con un caimán exigente, el cual se negará a cierto tipo de alimento. Algunos caimanes odian el calamar y detestan las mariposas. Esto no implica ni indica ningún problema; con ello nos está indicando que existen otras alternativas que podemos usar.
El que piense que un caimán puede ser domado, mejor que lo piense otra vez. La mayoría de las personas esperan que el constante manejo y las caricias reducirán la agresividad de sus reptiles y los convertirán en un hermoso y manso perrito de piel escamosa. Nada más lejos de la realidad: aunque un trato constante puede suavizar el carácter de estos animales, nunca hay que dejar de tratarlos como lo que son: ejemplares peligrosos. Cualquier mínimo descuido puede acabar muy mal. Algunas especies son más tolerantes que otras, pero se requiere de muchos años de trabajo para “domarlos” y, en la mayoría de las ocasiones, los caimanes solamente obedecen por su propio beneficio y respondiendo a premios como alimentación.
Se debe tener cuidado en la alimentación de los recién nacidos, ya que sus estómagos no son tan poderosos como el de los adultos, y no podrán digerir todo lo que les pongamos enfrente. Por ejemplo, sobrealimentar a nuestro caimán con insectos que cuentan con un exoesqueleto demasiado quitinoso (grillos negros, tenebrios o zophobas), podría bloquear el intestino, ya que el exoesqueleto no es fácil de digerir.
Muchos aficionados trituran el alimento para sus recién nacidos, de manera que se facilite la digestión para sus pequeños estómagos. De hacer esto se tendrá que limpiar el estanque con mayor frecuencia, pues el alimento triturado ensuciará fácilmente el agua.
Algunos aficionados también alimentan a sus caimanes con piensos preparados para ellos. Si bien es cierto que esto evita ensuciar el recinto y que es más económico, muchos caimanes ni siquiera los probarán.
Sobre la frecuencia de la alimentación, los caimanes juveniles se pueden alimentar tres veces a la semana o cada dos días. Lo mejor es permitir que realicen una buena digestión y alimentarlos solamente tres veces a la semana. Cuando se vuelven más grandes y también el alimento es más pesado, entonces la alimentación podrá reducirse solamente a dos veces por semana. La temperatura será un factor muy importante en la alimentación del caimán, ya que acelerará la digestión y aumentará el deseo de alimentarse. En ejemplares adultos muy grandes podemos ofrecer una sola comida importante semanal.
Hay que tener cuidado en no sobrealimentar al caimán, así como las temperaturas bajas y deshidratación. Hay que evitar los alimentos altos en grasas. Lo más recomendable es realizar una revisión veterinaria cada tres meses o, si se puede, cada mes, para ver cuánto pesa el animal, cuánto mide y ver si progresa o no, de manera que se evite una mala dieta y un mal mantenimiento de dicho animal.
Hasta este momento, el lector debería estar ya plenamente convencido de que los caimanes y cocodrilos no son buenas mascotas para la mayoría de las personas. Aún así, con una gran cantidad de experiencia, el equipo correcto, suficiente espacio y dinero para el recinto, completa determinación y la actitud correcta, los caimanes y cocodrilos pueden ser una excelente recompensa como mascota. Para la mayoría de las personas solamente las especies más pequeñas deberían ser consideradas especiales para su mantenimiento.
Durante muchos años el caimán de anteojos, Caiman crocodilus, ha sido la especie más popular en el mercado de mascotas, debido a que se encuentran disponibles en casi todos los lugares y no suelen ser demasiado grandes de adultos (unos dos o dos metros y medio, aproximadamente).
Nunca habrá que olvidar que el caimán suele tragar algunas piedras para facilitar la digestión, de manera que habrá que colocar algunas en su recinto, tipo grava. De lo contrario, podría intentar tragarse el filtro u otros objetos peligrosos (razón por la cual éstos deben ser inaccesibles para el animal). Es interesante realizar una prueba de rayos X al año, que ayudará a saber si la cantidad de piedras tragadas es correcta o si se ha sobrepasado el límite del estómago, teniendo que recurrir a una cirugía cara, peligrosa y urgente.
Lo encontramos en una gran variedad de hábitats húmedos, debido a su naturaleza generalista y una gran capacidad de adaptación, que le han servido de gran ayuda para esquivar la extinción que acecha a otros parientes sudamericanos suyos, mucho más escasos. Se encuentran comúnmente en el mercado de mascotas y seguramente son la especie más popular mantenida en colecciones privadas. Aún así, no son los mejores cocodrilianos, ya que los machos adultos pueden crecer hasta los dos metros y medio de largo en diez o quince años y tienen una reputación de ser particularmente agresivos. Los recién nacidos suelen ser muy tímidos y se pasarán la mayoría del tiempo tratando de esconderse de la vista de los demás, aunque en poco tiempo se volverán más agresivos y atrevidos. Es muy difícil encontrar un caimán de anteojos bien domesticado y la mayoría de los ejemplares adultos son difíciles de manejar.
La regla número uno al tratar a un caimán es: nunca se debe confiar en el animal y nunca se debe bajar la guardia ante él. Debe tenerse en cuenta siempre su capacidad, tanto de ataque, como de velocidad.
En estado salvaje los caimanes desarrollan un amplio rango de sociedad y colaboración. Por lo tanto, debe tenerse en cuenta que la criatura que está detrás del cristal es más inteligente de lo que parece a simple vista.
Habitat
El recinto perfecto quizás es la parte más difícil de conseguir para mantener a un caimán. Se deben tener en cuenta distintos factores, como el tamaño del recinto, cómo dividir el área seca y el área de nado, la calefacción tanto del agua como del recinto y cómo mantener el agua en todo momento de la mejor calidad. No se debe pasar por alto nunca el gran costo de construcción y mantenimiento del recinto dedicado a alojar un caimán, sin mencionar el tamaño del recinto que se necesitará.
Al diseñar el recinto, se deberá tener en cuenta que se necesitará un área seca y un área para sumergirse, ya que los caimanes son criaturas semiacuáticas, que pasarán la mayor parte del tiempo en el agua, pero también necesitarán de un área donde secarse completamente y poder calentarse. Deberemos asegurarnos de que el recinto es espacioso, y que tenga una gran cantidad de agua y de zona seca. Los recién nacidos solamente requerirán de un área seca muy pequeña, pero al crecer requerirán de más tiempo en un espacio seco, que se traducirá en más espacio. El área seca no debe estar húmeda, tiene que permitir a los animales secarse completamente.
Se debe crear un ambiente adecuado para el caimán, ya que requieren de temperaturas cálidas la mayor parte del tiempo, tanto en agua como en tierra. Se debe tener en cuenta que los animales tendrán que termorregularse correctamente. La temperatura ideal para un caimán común será de 34ºC en la zona seca durante el día, y 29ºC en el agua, disminuyendo hasta 3 ó 4ºC durante la noche. Si la temperatura excede de estas cantidades, seguramente el animal tratará de enfriarse, pero si es inferior, tenderá a aletargarse.
El correcto tamaño del recinto para un caimán tendrá que ser, al menos, tres veces la longitud total del animal adulto, aunque cuanto más grande, mejor. Si mantenemos varios ejemplares, el recinto deberá ser mucho mayor, para evitar problemas, como agresividad intraespecífica por territorialidad.
Mientras son pequeños, los caimanes pueden ser mantenidos en tanques de cristal. Lo mejor es construirlo uno mismo o mandarlo hacer de acuerdo a nuestras necesidades, aunque actualmente disponemos de cientos de modelos de acuarios comerciales a nuestra disposición, que nos vendrán perfectos para estos menesteres. Son una buena opción, ya que son fáciles de limpiar, baratos y a prueba de agua.
Para animales de gran tamaño, es preferible construir un terrario y no limitarse a un enorme tanque de cristal. El terrario puede ser de madera por fuera y fibra de vidrio, doble, a prueba de agua, con buena ventilación, por dentro. Estos terrarios gigantes tienen que ser construidos in situ, ya que nunca más volverán a moverse... Quizás al final será mejor construir una piscina, con rampas para que el animal pueda salir a secarse. Si se tiene la gran suerte de residir en una zona de clima cálido, el animal podrá mantenerse todo el tiempo en un recinto exterior. Si se vive en un lugar frío, entonces durante el invierno se deberá que cubrir dicha piscina, o pasar al animal a una instalación interior, debidamente climatizada.
Un apartado vital en el recinto dedicado a cualquier cocodrilo o caimán es que sea fácil de limpiar, y debe ser construido de modo que el agua pueda ser vaciada con facilidad y que su mantenimiento sea simple. No está de más la instalación de alguna depuradora, aunque seguramente necesitemos modelos muy potentes. Esto puede resultar un gran gasto inicial, pero al final resulta una gran ayuda en el mantenimiento de la instalación: a nadie le gusta ver a su animal nadar en agua turbia y que huele a rayos.
Hay que utilizar siempre agua dulce en el recinto de los caimanes. Es cierto que otras especies, como el Crocodylus porosuso el Crocodylus acutus, son resistentes a la sal y suelen frecuentar manglares y estuarios, pero siempre es mejor atenerse al agua dulce, imprescindible en el caso del Caiman crocodilus, que habita en su medio natural exclusivamente medios dulceacuícolas. Sí puede ser útil añadir una pequeña cantidad de sal al agua, para evitar fungosis, pero sin excederse demasiado en las cantidades salinas.
La decoración no es esencial para los animales, y realmente a ellos les da igual vivir en un recinto atractivo o no, aunque puede resultar útil proveerlos de algún lugar para ocultarse en el área seca. Nunca se debe exagerar en las decoraciones, ya que podríamos poner en peligro al animal si algún objeto le cayera encima;. Además, se podría dificultar mucho la limpieza del recinto, llegando a crear problemas de bacterias u hongos, que a la larga llevarían a tener que desinfectar el recinto completo de manera exhaustiva.
La mejor manera de mantener un recinto cálido para nuestro caimán, será manteniendo cálida la habitación donde se encuentre. Por lo tanto, lo mejor será hacerse con un calefactor para el invierno. Podemos apoyarnos en sistemas de calefacción típicos, como radiadores, o utilizas sistemas más complejos, como el suelo radiante, muy utilizado en parques zoológicos. Para calentar el agua, podemos utilizar calefactores de acuario debidamente protegidos.
Para mantener cálida el área seca, con puntos de calor para que los animales se asoleen, serán necesarios algunos focos incandescentes. Hay que asegurarse de que el caimán no alcance estos focos o de lo contrario podría quemarse. Si se tienen varios ejemplares, se debería tener en cuenta que estos animales tienden a amontonarse bajo los focos calefactores, ganando altura. Quizás los mejores focos son aquellos de cerámica que no emiten ningún tipo de luz, o los infrarrojos, y de esta manera no se interrumpe el ciclo día-noche del caimán. Hay que recordar que son animales nocturnos y, por lo tanto, no requerirán de luz nocturna. Será además muy importante que el caimán cuente con un foco de espectro completo, de manera que pueda absorber el calcio y la vitamina D3. Las lámparas de vapor de mercurio son ideales para este cometido, y existen modelos de gran potencia dedicados especialmente a los reptiles. Debemos respetar las distancias de seguridad a la hora de utilizar este tipo de lámparas en todo momento.